¿Quién diría, quién diría? Como dice su canción,
que un día, Edgar Ricardo el niño antigüeño, crecido en la colonia Atlántida zona 18, llenaría dos veces el Estadio Mateo Flores. Que los guatemaltecos harían cola desde medio día para verlo y que las playeras con su rostro se venderían por montón. Por supuesto no es la primera vez, ni será la última localidad que llena en Guatemala y donde se le antoje. Por ejemplo: El Zócalo en México, el Luna Park en Argentina, El Madison Square Garden en Nueva York, o imponer el record de asistencia en Viña del Mar en Chile. Esto aparte de vender discos por millones.
Quien diría, la primera vez, que oí “Jesús Verbo no
sustantivo” fue hace ya mas de 25 años, en un concierto de esos de protesta.
Una canción bonita pero sin futuro, pensé. Mi segundo encuentro furtivo con el
escuálido chico de aquel entonces, fue en la banca de una radio, yo buscando una
plaza como locutor, el rogando por enésima vez que le pusieran alguna canción
de su primer disco. La tercera vez, no fue mejor, era un concierto en la Plaza
de Toros, abría el concierto para otro grupo famoso. Con su guitarra y una lucecita
blanca en el centro, cada vez que terminaba una canción la gente aplaudía
frenéticamente pero no por él, sino para decirle que ya terminara, y coreaban
el nombre del grupo que era el protagonista de la noche, para el cual por
supuesto su se encendieron las mil y una luces del escenario.
Quien diría, que aquel habilidoso basquetbolista de la
Selección Nacional que una vez anotó mas de 70 puntos, tuvo que irse para
probar suerte en México. Inició escribiendo canciones para otros, pero se
tardaban tanto en pagarle que tuvo que actuar en una novela, algo que no le
gustó (según cuenta el mismo), pero fue la única forma de agenciarse algo de
dinero. Probó en Argentina, no por la puerta grande, sino tocando en las calles
y recibiendo monedas en la valija de su guitarra.
Quien diría, quien represento sin pena ni gloria a Guatemala
en el OTI un día recibiría la Orden Rafael Álvarez Ovalle de manos del
presidente. No lo digo despectivamente, sino mas bien con admiración, pues al
parecer no ha habido fracaso que pueda detenerlo. Como bien enuncia en otra de
sus canciones “El Problema, no es problema” el problema es lo que creemos y
obviamente aunque en sus inicios casi nadie creía en el, ¡él sí!
Quien diría que aquel maestro de escuelita de la zona 18
capitalina, un día seria el centro de una campaña de identidad nacional, y que
nos diría que tenemos lo que necesita para triunfar. Y quién diría que ¡le
creeríamos!, sí… ¿cómo no? Si es un chapín como cualquiera de nosotros y… ¡lo logró!
Quien diría que el mismo chico que cuando oyó por primera
vez su canción mientras vendía shucos en el centro histórico, y que no creía
que llegaría a ningún lugar, también aprendería a creer y al escribir esta nota
sería presentador del Noticiero de mayor rating en Guatemala.
Quien diría que cuando uno se determina a hacer algo se
pueden lograr, aún los sueños mas imposibles.
Arjona levantó un monumento a la perseverancia, yo… estoy en
eso. ¿Y usted?
Juan Carlos Sasbin, Coach de Vida y Motivador.
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